Por Fernando da Rosa
Agosto de 2007
Hoy en día en el mundo se está discutiendo una nueva forma de votar, el denominado “voto electrónico”, algunos países ya lo han adoptado, otros lo están discutiendo. En nuestro país se encuentra en el Parlamento, a estudio de la Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración, un proyecto presentado por los diputados Daniel García Pintos y Wilmer Trivel, caratulado “Sistemas de votación, conteo o escrutinio por medios electrónicos ?.
Personalmente, si bien soy partidario de la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en muchos ámbitos, en este caso concreto estoy en contra de su aplicación, al menos hoy por hoy y con las condiciones actuales de desarrollo tecnológico, más aún en nuestro país.A que se debe esta oposición al denominado “voto electrónico”, a mucho motivos, que podemos resumir en los siguientes puntos.
1) La única ventaja apreciable no lo justifica. La única ventaja apreciable de un sistema de voto electrónico, es la velocidad en conocer los resultados del escrutinio primario, todo lo demás son desventajas, como veremos más adelante. Esa ventaja no justifica los riesgos inherentes al sistema de voto electrónico. Más aún en nuestro país, donde estamos en el entorno de las 7000 mesas de votación y el resultado se conoce pocas horas después de comenzado el escrutinio. Inclusive en el caso de Brasil, donde con 400.000 mesas de votación, el sistema estaría más justificado y se ha empezado a utilizar, son muchas las voces que se han levantado pidiendo su derogación, entre otras cosas por haber detectado fallas hasta en el 1,5% de las urnas .
2) La ciudadanía pierde protagonismo. En nuestro país somos muchos los que hemos integrado alguna vez una mesa receptora de votos, como vocales, actuarios, presidentes de mesa o delegados. Mucha gente conoce el procedimiento y puede trasladar ese conocimiento al resto de la ciudadanía, la cual es protagonista en buena medida de la elección, eso refuerza la credibilidad y validez de los resultado. Con el sistema de voto electrónico, los integrantes de la mesa se convierten en operadores de una máquina, los electores en usuarios de una máquina. Se pierde el contacto con el proceso de recuento de los votos y emisión del mismo. Esto no significa adoptar una posición ludita con relación a las máquinas de votación, sino entender que el acto eleccionario, por sus características particulares, debería continuar siendo una construcción colectiva, donde los propios ciudadanos participen en el recuento de los votos.
3) El costo. Seguramente los vendedores de “urnas electrónicas” argumentaran que los costos de la elección bajan, lo dudo, personalmente creo que suben. ¿Cuanto más cuesta una urna electrónica (en realidad una computadora) que nuestras ya conocidas urnas de metal?. Pero además, a lo anterior hay que sumarle el costo de consultorías de alto nivel para comprobar la validez del software en juego, de él depende el resultado de la elección. Equipamiento de mantenimiento de las “urnas electrónicas”, “service de post-venta”, etc. Por otro lado gran parte del gasto ya existente va a seguir vigente, dado que se sigue necesitando contabilizar los votos observados, hay que mantener el padrón de votantes, etc.
4) La empresa privada asume el protagonismo Hoy por hoy, en una elección, el principal protagonista es el Estado, son recursos del Estado las urnas y los funcionarios encargados de garantizar el proceso electoral. Con el sistema de voto electrónico, la empresa privada asume el protagonismo de dicho proceso, una empresa puede desarrollar el software, otra el hardware o una ambas cosas, pero en todo caso, es la empresa privada la que maneja el elemento clave de la elección, la urna. Con todos los riesgos que ello trae aparejado.
5) Seguridad del voto En primer lugar el software encargado de contabilizar los votos debería ser software libre, bajo licencia GPL o similar, de tal forma que cualquier programador lo pudiera auditar para comprobar si está libre de errores, intencionales o no, el código fuente del software no puede ser secreto. Pero aún en ese caso, ¿quien nos garantiza que dicho código fuente es el que ha sido compilado e introducido en cada máquina?. Y aún así, ¿quien nos garantiza que no se pueda incluir un virus que altere dicho código y la máquina cambie la elección?. El hablar de un virus que cambie una elección puede parecer algo de ciencia ficción, pero hay un estudio muy interesante, realizado por la Universidad de Princeton, donde trabajando sobre una máquina de votación en concreto, usada en las elecciones de varios Estados en EEUU, lograron introducirle un virus en menos de un minuto, con el cual se pudo cambiar el resultado de una elección simulada. Todo ello sin dejar ningún tipo de rastro en la máquina en cuestión. Se podrá argumentar que a nivel bancario se utilizan sistemas informáticos para manejar grandes sumas de dinero, y es cierto, pero en ese caso el tenedor de los bienes sabe que fue lo que depositó y lo ve reflejado en su cuenta, en el caso del voto, dado su carácter de secreto es imposible saber si fue contabilizado o no. Si un votante pudiera comprobar, introduciendo una clave o algo similar, el valor de su voto, eso habilitaría la posibilidad de la venta de votos, dado que podría mostrar dicho valor a un tercero. El voto una vez emitido se diluye en los cientos de votos correspondientes a un determinado circuito. En algunos sistemas se cuenta con un ticket que luego de aprobado por el votante, cae dentro de la urna, a fin de que se pueda corroborar la votación. Eso mejora la seguridad, pero en ese caso se pierde una de las principales ventajas del sistema, dado que hay que realizar un recuento de los tickets, se gasta en papel, puede dejar de funcionar la impresora, etc. Por otro lado, recientemente en Argentina, Ushuaia, una de las empresas proveedoras de máquinas de voto electrónico se negó a instalar impresoras en todas las urnas y la otra empresa pedía precios prohibitivos por hacerlo. Más información sobre este caso.
6) Fortaleza Son muchos los riesgos inherentes a un sistema de votación electrónico, no presentes en la forma actual de realización del acto eleccionario. Pero además en el caso concreto del proyecto de ley presentado en nuestro parlamento, se plantea que la urna electrónica estaría en el cuarto secreto o detrás de un biombo a fin de proteger el secreto del voto. ¿La urna en el cuarto secreto?. Hoy en día el ciudadano entra al cuarto secreto y pone su voto en el sobre, luego sale y pone el voto en la urna, la urna está fuera del cuarto secreto, protegida por la mirada de todos los integrantes de la mesa de votación. Poner la urna en el cuarto secreto la convierte en posible victima de cualquier acto de vandalismo, además de los riesgos de manipulación que dejo en claro el estudio de la Universidad de Princeton. Pero además, ¿qué pasa si hay un apagón?. En caso de usar impresoras, ¿qué pasa si se rompe o tranca la impresora? Algún lector está familiarizado con la conocida frase “se cayo el sistema”.
7) Necesidad de alfabetización informática Puede parecer un tanto exagerado hablar de alfabetización informática para referirnos al voto electrónico, pero basta recordar que ocurrió en nuestro país cuando se quiso que los jubilados cobraran mediante cajero automático, para entender que en una población con un alto promedio de edad, incorporar el voto electrónico no va a ser nada que simplifique el acto eleccionario. El proyecto de ley presentado en nuestro país en su fundamentación sostiene textualmente lo siguiente:“Las innegables ventajas de la modernización con el soporte de las nuevas tecnologías a que tiende este proyecto, apuntan a simplificar para el elector la forma de votar, reducir el abstencionismo, dar mayor pureza al sistema electoral, eliminar la elevada generación de desechos de tinta y papel por parte del Estado y los partidos políticos, disminuir los costos de los actos electorales, dar menor carga de trabajo en la gestión de las mesas receptoras y en el proceso de escrutinio, dar máxima exactitud y rapidez en la determinación de los resultados del proceso de votación y en la gestión de la información a la opinión pública.”Creo que ha quedado suficientemente demostrado que ni se simplifica la forma de votar, ni da más pureza, por otra parte se cambia tinta y papel por ordenadores, tecnología costosa y de rápida obsolescencia si la hay.
Volviendo al principio, no creo que la única ventaja real del voto electrónico justifique todas sus desventajas.